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lunes, 31 de octubre de 2011

No me gusta echarte de menos.

Me encanta la sonrisa tonta y permanente que me acompaña, pero no me gusta cuando pasan estos días y no te veo, parece que te llevas esa sonrisa contigo.
Mi cintura echa de menos tus manos, mis labios tu boca, mis oídos el sonido de tu risa, y el jardín os echa de menos a nosotros.
Te quiero encerrar en mi cuarto y no dejarte escapar, quiero tu risa en una cajita, y tus caricias en un cajón, para que en estos días que me faltes, parezca que sigues conmigo.
No me gusta pensar que es un juego, no quiero pensar más allá de mañana.
Quiero centrarme en hoy y en tu mirada a mi lado.
Tengo ganas de que llegue ese día, en el que te olvides de tu vida pasada, y seamos solo nosotros,
sin nadie más.
Puede simplemente que tenga un día tonto, o que me haya levantado con mal pie hace un rato, pero bueno, hoy es un lunes que sabe a domingo, mi ropa ya no huele a ti, y la sensación de agarrarme a ti me está volviendo loca.
Me haces falta, y aparte de esos pequeños detalles que sabes me descolocan, hay un par de cosas que borraría con una goma bien grande, por y para siempre. Lo sacaría de tu cabeza, y me sentaría en un rincón de tu sonrisa, o tararearía una canción en tus oídos.
Escribiría nuestra historia en tu espalda y me perdería otra vez contigo entre lo verde del jardín.
(Tu con C. de croqueta, y Yo con A. de azul, como los sugus de piña. )

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